La psicología y la fisioterapia, aunque parezcan no tener nada que ver, unidas pueden conseguir grandes logros. Si quieres saber por qué, sigue leyendo…
La fisioterapia, como bien os hemos trasladado desde el blog en numerosos artículos, se dedica a algo más que tratar simples dolores de espalda. Tiene una labor muy importante a la hora de aportar una mayor calidad de vida a personas con todo tipo de patologías, desde el cáncer hasta el Covid-19.
Las enfermedades suelen ir acompañadas de estrés, ansiedad, cansancio… Es decir, trastornos psicosomáticos en los cuales, por supuesto, la psicología puede ayudar a que mientras el paciente se encuentra en la terapia fisioterapéutica, se le pueda guiar de forma intelectual y funcional. Se le aporta una fortaleza mental para afrontar su realidad.
Además, la psicología colabora de tal forma que un fisioterapeuta puede conocer más al paciente, ayudando así a que se mantenga relajado, el tratamiento funcione mejor y aportando un pronóstico más favorable. Aceptar una patología, un cambio en el cuerpo, todas las emociones que ello conlleva… A través de un profesional de la fisioterapia combinado con la psicología, siempre aportará una mejoría mayor.
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